miércoles, 20 de abril de 2011

La interacción como eje de aprendizaje en las redes sociales

(Noelia Artero Balaguer. Licenciada en Filología Hispánica, profesora de español y profesora interina de Secundaria en la Comunidad de Aragón)
31/01/2011
Hablar de redes sociales en educación, en la orientación académica y profesional implica un nuevo síntoma de cambio en la percepción de la tarea docente y formativa; cambios que, por otra parte, se han ido gestando desde la eclosión de las nuevas tecnologías en la sociedad. Continuamente, se debate el futuro de la educación y la influencia de las TIC ya que existe una preocupación implícita: la necesidad de analizar y repensar el concepto de alumno, profesor, el aula y material; en última instancia, la necesidad de repensar el mismo sistema educativo. Uno de los retos de la educación actual debe ser, pues: reconstruir el espacio educativo adaptándolo a la nueva sociedad sujeta a continuos cambios. En este punto, las redes sociales en nuestra sociedad, su arraigo y la fascinación que levantan para la mayor parte de nuestro alumnado no pueden ser obviadas, sino estudiadas en pro de sus posibilidades didácticas; el eje de todas ellas se adscribe a la interacción y, más aún, a la capacidad de responder y comunicar con rapidez y elocuencia.

No hace mucho, Eduardo Punset entrevistó a Richard Gerver en su programa REDES1. En su análisis, Gerver habló de la actual problemática entre docentes y alumnos fruto de un abismo generacional que ha sido consecuencia de un fuerte cambio sociocultural sucedido en un breve espacio de tiempo y de forma exponencial. Así, los jóvenes pueden sentir cierto despegue de aquello que les rodea y que no viene dado de la era tecnológica donde han nacido y crecido.En la misma línea, Marc Prensky2 distinguió entre Digital immigrants (inmigrantes digitales) y Digital Natives (nativos digitales). Los primeros son todos aquellos adultos que no han crecido envueltos en las nuevas tecnologías, sino que han tenido que adaptarse a ellas; todo lo contrario son los segundos: han nacido, crecido y desarrollado su manera de vivir en plena era digital. Sea como fuere, ambos autores defienden un cambio en la concepción de la educación futura y su metodología por lo que el docente debe adquirir nuevas competencias y habilidades para ejercer su labor y no anclarse en métodos/sistemas hoy ya caducos ante el avance informativo, comunicativo e interaccional que ofrece la red y, más aún, las redes sociales.

De esta manera se justifica la urgencia de repensar y reconstruir el espacio educativo actual: qué roles jugarán el alumnado y los docentes en el futuro y cómo intervendrán en ellos las nuevas tecnologías. En general, éstas se comportan como herramientas de trabajo para el docente y están sujetas a continuas actualizaciones que abarcan cada vez un panorama más amplio. Ello nos obliga a estar en continua formación y de manera cada vez más autónoma. La mayor parte de redes sociales específicas sobre formación o temas educativos son de gran ayuda informativa. Se actualizan continuamente y proporcionan información para asegurar la perpetua renovación de conocimientos, y además ofrecen un inmenso espacio de diálogo entre profesionales. Este espacio es una fuente de enriquecimiento al servicio de un potencial aprendizaje colaborativo mediante la puesta en común de saberes, experiencias y todo el abanico hipertextual que ofrece la red. El contexto actual sujeto a constantes cambios forja la necesidad de perpetua formación y actualización para el docente, pero hay más. También es necesaria su flexibilidad frente a estos cambios porque van a ser los alumnos los primeros en estar a pie del cañón por lo que a tecnología se refiere. Desde esta perspectiva, las redes sociales también forman parte del lenguaje y del mundo actual de nuestros alumnos.

Por otra parte, otro punto de vista a añadir es qué necesidades y motivaciones debe despertar la eduación en el alumnado. Actualmente, existe cierto pesimismo por parte de éste respecto al espacio aducativo ya que asegura no encontrar utilidad a lo que se aprende o se memoriza en clase. A diferencia del modelo educativo anterior, cada vez más se hace hincapié en pautar objetivos prácticos, reales, fomentar el saber hacer y la autonomía de aprendizaje, así como las estrategias cognitivas de cada alumno; es decir, la educación debe formar individuos capacitados para el nuevo contexto social donde las redes sociales, y las nuevas tecnologías en general, han cambiado nuestra percepción del mundo y continuan evolucionando con incesantes cambios y renovaciones. De esta manera, el centro educativo no ha de encerrarse en sí mismo, sino todo lo contrario. Es más, este hecho influye en el concepto de aula y en la figura del profesor dentro de ella.

El docente deja de ser la fuente de trasmisión de saber para su alumnado puesto que toda la magnitud que se quiera de conocimiento reside en la red y debe ser consciente de ello y legitimar su posición en el aula como guía, tutor y mediador en el aprendizaje. El aula, por su parte, cada vez más necesita ser un espacio abierto, de experimentación, de aprendizaje práctico, de adquisición y desarrollo de competencias básicas para la formación de ciudadanos hábiles para una nueva sociedad; el aula también debe ser un espacio para el aprendizaje de estrategias de búsqueda informativa y en este sentido las redes sociales (o la aplicación de las TIC en el aula) condicionan una nueva percepción sobre el aula más abierta y más influenciada por el exterior, el mundo, el contexto social y actualizado de cada alumno. Es decir, las redes sociales participan en la concepción de un aula más abierta, del aula como espacio flexible, real e interactivo para el aprendizaje y sus aplicaciones futuras más allá del centro educativo.

Desde esta perspectiva, el uso de las redes sociales en el aula introduce cambios en la relación entre el docente y el alumno y en la percepción del aula como espacio cerrado. Así, el manejo de una red social en el aula puede suponer un acercamiento entre el docente y el alumno. Las redes sociales se conciben desde y para la interacción y este nuevo espacio de diálogo puede ser un lugar de aprendizaje y enriquecimiento mutuo. Por una parte, el docente interviene, modula, colabora en el aprendizaje con su alumnado; pero también le facilita una herramienta evaluativa: puede hacer uso de ellas para extraer la variedad de estilos de aprendizaje que conviven en su aula y también la evaluación del comportamiento individual y colectivo del alumnado. Por otra parte, las redes sociales proporcionan un espacio de socialización, de cooperación y de colaboración entre el mismo alumnado y al margen de la figura del profesor; es decir, un espacio de interacción que con un proyecto/ tarea bien definida por el docente puede ser convertido en un lugar para el trabajo colaborativo de los alumnos y también fomentar su autonomía.

En definitiva, el espacio de interacción que puede otorgar una red social en el aula debería ser aprovechado para un modelo de aprendizaje común, colaborativo, cooperativo e interdisciplinar por parte del alumnado y del docente/los docentes. Así, se podrían establecer ciertas pautas u objetivos didácticos con el uso de redes sociales en el aula:
  • Espacio de interacción, individualidad y multiculturalidad. Es decir, como lugar para el conocimiento compartido y el aprendizaje colaborativo.
  • Espacio de metacognición. A través de actividades o tareas que conlleven la autoevaluación o reflexión sobre el trabajo realizado.
  • Espacio argumentativo. Plantear foros o interacciones sobre temas donde dejan aflorar las estrategias comunicativas de cada alumno, sus estrategias de búsqueda, selección de información y razonamiento, pero también donde se motive su rapidez de respuesta, su interacción y su comunicación. Esta búsqueda de capacidad de respuesta forma parte de la misma concepción de red social.
  • Espacio como herramienta metodológica para el profesor. Por una parte, para alimentar su propia formación desde la práctica y participación en proyectos. Por otra, como observador, seguidor, mediador del trabajo de cada alumno y de las relaciones entre ellos.
Notas al pie

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