La imagen en movimiento, sus mensajes, sus ideas técnicas y sus contenidos son elementos de indiscutible valor y de indispensable estudio en las aulas, como ya hemos planteado en la introducción. En la Educación Primaria es un contenido que se trabaja en varias áreas, plástica, lengua y literatura, conocimiento del medio… Pero además, es una de las estrategias interdisciplinares por excelencia, vía para lograr la transversalidad, y al mismo tiempo base para el análisis y estudio de cualquiera de las áreas del currículum. La especie humana ha dado movimiento desde la antigüedad a personas, objetos y animales, utilizando las sombras y los fondos, las pinturas rupestres y los bajorrelieves, la utilización de la óptica a finales del siglo XVIII e inicios del XIX y finalmente con la fotografía en movimiento, el cine, la televisión y el vídeo, la holografía y la proyección tridimensional, la realidad virtual, etc.
El cine refleja la totalidad, pues su fundamento es contar historias con tecnologías y lenguajes diversos a los tradicionales. El cine, como comenta MacLuhan en «El aula sin muros», complementa conocimientos, integra ideas y lenguajes. El cine puede hacer comprender mejor la vida, inicia a nuevos lenguajes y acerca a los más pequeños conceptos y valores difíciles de apreciar por los medios escolares tradicionales.
La imagen en movimiento es una de las ventanas al mundo con que cuentan los más pequeños, a quienes les absorbe el cine y su magia desde sus primeros días de vida. La primera experiencia cinematográfica de niños y niñas es generalmente duradera, con diferencia sobre cualquier otra representación icónica. La publicidad en televisión también ejerce sobre ellos una poderosa atracción. El cine aporta el movimiento y el concepto de secuencia, ubicado dentro de la temporalidad.
La motivación hacia el cine se genera fundamentalmente viendo cine. Todo se aprende desde el principio. Desde que el niño nace, ya en la familia, es conveniente que esté cerca del cine, ya sea en la tele o asistiendo a salas cinematográficas con sus padres. Hay que comenzar viendo películas entretenidas, en cada edad las correspondientes. Lo lúdico y festivo es diferente en cada edad, cultura y condición. Los más pequeños encajan mejor los dibujos animados. Disney es un buen iniciador. Sus largometrajes, y los cortos, tienen los ingredientes necesarios en dinamismo, color, música, cambio de acción y de estímulos suficientes para atraer también a los más pequeños. Las películas de dibujos animados contienen imaginación y tratan los temas con la libertad que no puede dar la imagen real, permitiéndose incongruencias y excentricidades, por extrañas que parezcan. El trazo, el color, y las formas caricaturescas tienen más parecido con la propia forma de expresión pictórica de los niños, haciendo posible relatar cualquier tipo de historia. El animismo, característico de la etapa en la que el niño se mueve, se ve refrendado por la fantasía y el color, la música y el ritmo, en donde cualquier cosa, objeto, figura geométrica, animal, planta, letra o signo se mueve expresándose como una persona.
El movimiento se expresa de infinitas formas, provocando la previsión de acontecimientos por parte de los niños, creando tensión y excitando la curiosidad y la creatividad, y logrando que, de manera intuitiva, se comprenda el paso del tiempo de manera secuencial.
Fuente:unidad didactica docente
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